domingo, 18 de junio de 2017

EN EL PARQUE INFANTIL

El año pasado frecuentaba un parque que me gusta mucho y que está cerca de casa, claro que entonces yo estaba de baja y solía ir por la mañana (que en período escolar en los parques a esa hora no hay ni un alma) o a la hora que se me antojaba. Íbamos cargadas con el kit de materiales para jugar en el arenero y disponíamos de todo el espacio, la tierra, las piedras, las flores, los columpios, el tobogán, los pájaros, las hormigas... para nosotras.

Estaba muy mal acostumbrada y ahora estoy viviendo lo que es ir al parque una tarde cualquiera y todos sus inconvenientes:
  • Que la zona de juegos esté en pleno solanero
  • Que la fuente esté monopolizada por los niños que llenan globitos para la típica guerra de globos de agua
  • Que hayan más adultos que niños en el espacio infantil
  • Que esos adultos hablen por sus correspondientes móviles o hagan más ruido que los niños (no siempre, hay que puntualizar)
  • Que la ratio sea excesiva y las edades muy dispares
  • Que quiera los juguetes de otro niño (un topicazo) y otros niños quieran los suyos
  • Que alguien te de mucha conversación y no te apetezca (no quiero ser borde, es que quiero estar con y por Juno)
  • Que Juno quiera ponerse en medio de la zona en la que están jugando a fútbol
  • Que Juno se acerque a las mesas de picnic donde desconocidos hacen sus cosas y los observe indiscreta

Aunque el parque parezca el lugar perfecto para que se socialicen los niños, no siempre pienso que es así. Cuando se dan la lista de inconvenientes, que así de pronto se me han ocurrido, por ejemplo, no es la mejor situación. Porque pretendemos que compartan sus "tesoros" cuando aún no están preparados para hacerlo y muchas veces priorizamos la necesidad adulta de "quedar bien" sobre las necesidades de los niños.

Por lo demás, ir al parque, después de una jornada laboral a cargo de un buen puñado de niños, y con temperaturas elevadas, es bastante agotador.

Trepando
La primera vez que se enfrentó al reto de trepar por los desgastados peldaños para lograr tirarse por el tobogán, tardó un rato: asegurándose a cada paso de estar bien sujeta, probando donde colocar el pie, como agarrarse, etc. Pero se tomó su tiempo y lo logró. Se le dibujó una sonrisa al ver que ya estaba arriba, y se lanzó satisfecha por la rampa, deslizándose más allá del final del módulo, sobre arenisca.

Le gustó tanto, creo que la dificultad que conlleva subir sin apenas haber ya listón de madera donde fijar el pie, que estuvo muchos días en los que sus últimas palabras antes de dormir y las primeras al despertarse eran para pedir que la llevásemos al tobogán.



Costumbres
Des de que hace buen tiempo, aprovechamos la buena temperatura y el solecito matutino que no molesta, para desayunar en el parque y jugar. Como no, aún sigue prefiriendo el tobogán entre todos los atractivos que ofrece el lugar.









Momentos compartidos
Día tras día, no nos perdemos nuestro rato de parque a primera hora de la mañana, a solas o acompañadas. Y ya conocemos los perros que sacan a pasear, las flores de los árboles y arbustos, los pájaros que frecuentan la zona...









Ventajas
Me fijo en todos los parques infantiles que veo allá donde vamos, sobretodo en el suelo, porque no me gustan los suelos de caucho u artificiales, prefiero aquellos que se sitúan en un entorno lo más natural posible y el suelo es de arena, tierra, piedras... Y por favor, que haya árboles, plantas, troncos, una fuente y algún módulo de madera.

En cualquier pueblo o ciudad encuentras parques y todos son distintos, eso es para mí un aliciente. Buscar los que más se adaptan a tus gustos y necesidades, ir de excursión a aquél que tiene aquello tan especial... Creo que es un buen recurso de juego infantil, para pasar tiempo en familia, o con otros niños, aunque en primer lugar elegiría siempre campo o bosque.

La mayor ventaja, desde mi punto de vista, es que es la excusa perfecta para que los niños jueguen al aire libre. Y una oportunidad para moverse libremente y correr, trepar, subir, bajar... También para descubrir el entorno y distintos elementos. Por último, en los parques los niños pueden intentar asumir retos, ponerse a prueba.

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