miércoles, 18 de noviembre de 2015

EL ESTEREOTIPO DE SIEMPRE


 Las profesionales de la maravilla
"Creo que todos nosotros hemos visto grandes árboles en las paredes de los centros educativos, dibujados evidentemente por las maestras y los maestros, en los que las aportaciones de los niños, si hay alguna, se reducen a añadir frutas y hojas. Esta aportación de los niños es, en sí misma, discutible, pero, a demás, los dibujos hechos por los maestros no son siquiera representaciones aceptables de un árbol porque, en realidad, éstos tienen formas y personalidades muy diferentes, mientras que, con mucha frecuencia, los maestros dibujan el estereotipo habitual de un árbol. De este modo, a través de una simple representación, no solo se declara explícitamente que los maestros y maestras tienen el esquema correcto de los árboles, sino que damos a los niños un estereotipo banal aun antes deque puedan construir una imagen o esquema personal de lo que es un árbol. 

¡Y todas las páginas terribles de los libros de fichas que hay! Unas páginas que reúnen diligentemente las peores imágenes que se puedan encontrar, los peores estereotipos que, incluso para un artista como Lichtenstein serían difícilmente aceptables. ¿Es acaso posible que los maestros y las maestras no sean conscientes de que, a través de las imágenes que proponen y utilizan con ese abandono, contribuyen a construir una imaginería mental y unos esquemas figurativos? Esos esquemas figurativos son esquemas conceptuales y, si los esquemas figurativos tienen una calidad horrorosa, la calidad de los esquemas conceptuales se verá afectada." 

Vea Vecchi, Arte y creatividad en Reggio Emilia



Cuando leí este fragmento del libro de Vea Vecchi, Arte y creatividad en Reggio Emilia, le hice una fotografía y lo compartí de inmediato con algunas de mis compañeras de la escuela. Yo ya andaba indignada con los estereotipos que transmiten algunos libros infantiles, y no digo que todos los árboles que les mostremos a los niños deban ser de un realismo meticuloso, pero lo que más me preocupa es que los adultos que somos sus referentes les propongamos sistemáticamente modelos estereotipados de la realidad, ahogando de este modo su creatividad (y demostrando nosotros mismos tener una escasa creatividad).

Frente a la belleza de la naturaleza, su riqueza y variedad infinitas, el mismo árbol de siempre con las cuatro manzanas dibujadas... 

Árboles que se han cruzado en mi camino











¿Qué queda de todo esto, de las sensaciones, de las emociones que despiertan en nosotros los paisajes contemplados, si cuando asumimos la responsabilidad de situarnos frente a un niño perdemos toda esta riqueza y le ofrecemos la misma imagen estereotipada de siempre?

Habéis visto con que título he empezado la entrada: las profesionales de la maravilla. Tomando prestado el título del capítulo donde se sitúa el fragmento escogido para mi reflexión de hoy, pero no de modo azaroso:

“Trabajar con los niños quiere decir llevar a cabo un quehacer con pocas certezas y muchas incertidumbres; aquello que (nos) salva es el buscar, el no perder el lenguaje de la maravilla que, sea como sea, perdura en los ojos y en la mente de los niños.

Necesitamos tener el coraje de desarrollar obstinadamente proyectos y tomar opciones. Esto compete a la escuela y a la educación.”  


Loris Malaguzzi
 









Dejo esta reflexión en el aire para quién la quiera tomar...

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